Como controlar las emociones

Lo que ocurre cuando tus emociones se descontrolan

Resultado de imagen de emociones adolescente
No puedes evitar sentir emociones. Las emociones están ahí porque tienen una función evolutiva, un sentido biológico de supervivencia. Si nuestros antepasados no hubieran sentido miedo delante de una manada de lobos, probablemente el ser humano no hubiera llegado hasta hoy en día.

La amígdala es la parte de tu cerebro encargada de disparar las emociones, como si fuera una respuesta automática en forma de agresión o huida frente una amenaza. Por eso es tan difícil controlar mediante la fuerza de voluntad el origen de tus emociones: significaría anular esta respuesta para la que estás programado genéticamente.

Este tipo de respuesta emocional es por lo tanto, necesaria. Sin embargo, en algunas personas no está correctamente regulada y puede ocurrir que: 
  • Se dispare en situaciones donde no existe una amenaza real (provocando la ansiedad) 
  • Sea incapaz de desactivarse con el paso del tiempo (como en la depresión). Por algún motivo, el cerebro entra en modo de supervivencia y se queda anclado ahí. 
Cuando estás en fase de lucha-huida y la amígdala ha tomado el mando de tus actos, normalmente ya es demasiado tarde. Por eso debes aprender a actuar antes. Tienes que acostumbrarte a detectar aquellas señales que te indican que vas camino de no poder dominar tus emociones.

Esta es la única forma en que serás capaz de detener el proceso (o retrasarlo) antes de que sea demasiado tarde. Una vez las emociones te dominan, eres poco más que una bestia acorralada.

Existen 4 tipos de emociones básicas que han evolucionado hacia el resto de sentimientos más complejos. Estas emociones son enfado, miedo, alegría y tristeza.

Existen algunas situaciones a las que nunca podrás acostumbrarte. Si todo te va mal, difícilmente podrás dejar atrás la sensación de miedo o ansiedad. Sin embargo, las emociones positivas suelen desaparecer a lo largo del tiempo. No importa cuanto dinero te toque en la lotería o cuán enamorado estés: las emociones positivas como el placer siempre terminan disminuyendo.

En base a este panorama parece realmente necesario poder gestionar la intensidad de tus emociones para no sufrir tanto. 

Técnicas para gestionar las emociones:

Intentar no pensar en lo que te preocupa.

Lo primero que tienes que aprender es a diferenciar: tú no eres tus pensamientos. Lo que a las personas nos define es nuestra forma de comportarnos, lo que hacemos, no lo que pensamos. De hecho, podemos pensar en mil fantasías que sabemos que no realizaremos nunca, como puede ser volar entre las nubes como si fuéramos pájaros. A este tipo de pensamientos no les damos valor porque sabemos que son pura fantasía.

Aprende a diferenciar entre rumiar y reflexionar. Reflexionar es el punto de partida para analizar, tomar decisiones y actuar. Mientras que rumiar se repite lo mismo uno y otra vez, sin salida y sin solución, pero con mucha angustia. Trata de vivir el momento, es un ejercicio de atención al presente. Cuanto más pendiente estés de lo que está ocurriendo en tu ahora, en tus estudios, en esa comida, cuando hablas por teléfono, menos energía tendrá tu mente para atender otros temas.

Relajarte y respirar hondo…

La relajación y la respiración van de la mano, y es necesario que así sea. 

Piensa en aquellos momentos donde estás enojado o nervioso, cómo tus pulmones hacen más trabajo para que el aire ingrese, y por lo tanto te sientes agitado. Entonces, siguiendo esta premisa, al disminuir la velocidad de la respiración podemos relajarnos. De la misma manera que el estrés perjudica la forma en que respiramos, la relajación la puede mejorar.


Liberar la tensión por otras vías

Las emociones no están contenidas dentro de nuestro cuerpo y necesitan salir como si fuéramos ollas a presión. Lo que necesitan es ser comprendidas para evitar que nos hagan daño.

Escribir en el diario de las emociones para poder reflexionar lo que realmente te preocupa y como solucionarlo.

Presionarte para tener pensamientos positivos

Buscar la parte positiva de cada situación sí que puede evitar que sigas auto-saboteándote. Si en lugar de pensar “No voy a poder con esto” empiezas a creer “Está complicado, pero lo puedo manejar” evitarás que tus emociones negativas se agraven.




La imagen puede contener: texto
No hay texto alternativo automático disponible.

Comentarios