Empieza la semana de evaluación donde tanto los alumnos como los profesores estamos con esos pensamientos negativos: "Hay mucha materia no voy a poder memorizar tanto... Se ha dado muy rápido y no entiendo nada... Los profesores decimos:" tengo que corregir y hacer muchos exámenes".
Por otro lado, cuando decimos qué es lo que nos angustia o nos aqueja, el cuerpo se encarga de expresarlo por medio de dolores y malestares.
Debemos saber que cuando se presenta una situación que nos perturba, el inconsciente registra todos los detalles de este acontecimiento incluso los más insignificantes en los que no prestamos atención, como un aroma suave, un sonido, una sensación en la piel o una imagen. Y son estos detalles los que serán los activadores más adelante, si las emociones que sentimos son escondidas o reprimidas.
Todos debemos tener presente que una situación traumatizante para una persona puede parecer sólo algo estresante para otra, la única diferencia será la experiencia vivida por cada uno. Es entonces cuando entendemos que el dolor físico siempre está ligado a un dolor emocional reprimido que no siempre tiene que ver con una cuestión psicosomática.
Recordemos que lo llamamos “sentimientos”, porque los sentimos en nuestro cuerpo y mientras que nuestra mente piensa que hace bien disimulando las emociones, al cuerpo no podemos engañarlo simplemente porque el cuerpo no tiene acceso a la negación.
A continuación vamos a ver algunos ejemplos de cómo ciertas emociones podrían ser sentidas y localizadas en cada uno de nosotros.
- La ansiedad: la ansiedad puede volverse crónica. Incluso puedes no sentir los signos agudos de miedo, ya que creciste con ellos y tu cuerpo se adaptó. Aunque el cuerpo se adapte por completo, es posible que el miedo pueda manifestarse por entumecimiento muscular, irritabilidad, insomnio y cierto desinterés de tu parte al momento de generar nuevos emprendimientos. El cuerpo también puede sentirse agitado.
- La cólera: se manifiesta a menudo en el cuerpo a través de sofocos, ataques de calor o irritación en la piel. También puede manifestarse a través de tensión muscular, aceleración del ritmo cardíaco, mandíbulas y puños cerrados, respiración irregular o rápida, y una sensación de martilleo en los oídos. La cólera puede sentirse en la espalda, entre los omóplatos y desplazándose hacia arriba en la parte baja del cuello. También en la parte externa de las mandíbulas.
- La depresión: provoca escalofríos y sensación de pesadez. Sentimos el cuerpo letárgico y con falta de energía. El cuerpo puede también tener tendencia a moverse de manera lenta, rígida o errática.
- El miedo: el miedo puede expresarse con un nudo en el estómago o en el pecho, calambres, sensación de frío, temblores, debilidad o vértigo.
- El síndrome del intestino irritable, las úlceras de estómago, indigestiones y náuseas o también signos de que el cuerpo tiene un miedo contenido que no ha logrado elaborar y del que no ha podido desprenderse.
- La frustración: es similar al miedo pero mucho más contenida. Nos hace pensar que nuestro cuerpo quiere dar puñetazos pero sin tener claro exactamente hacia donde o hacia quién. Los movimientos y la postura pueden volverse rígidos. Algunas veces, la frustración es una combinación de enojo y negación. En estos casos, podemos experimentar signos típicos de la negación como un discurso acelerado, alzamiento de hombros, mirada esquiva, músculos de las mandíbulas tensas y respiración superficial.
- La culpa: esto genera un sentimiento de agitación. Se manifiesta con una sensación de agobio que sofoca, con una irreprensible necesidad de huir. Pueden experimentarse dificultades para respirar y un peso en el pecho similar a una opresión.
- Hostilidad: es similar a la cólera y el enojo, pero no necesariamente necesita un detonante para explotar. En lugar de eso, el cuerpo está en ebullición permanente, y pone en alerta al sujeto hasta en el menor detalle para poder desencadenar un enojo generalizado. El cuerpo se siente rígido, tenso y bloqueado por acción de la hostilidad.
- La humillación: las sensaciones son similares a las del miedo en el sentido en el que el cuerpo parece volverse de débil e inseguro, pero en lugar de tener frío, sentimos una ligera sensación de calor. Podemos ruborizarnos e incluso sentimos el aumento de temperatura en la piel. Incluso se puede sentir una necesidad de retroceder como si uno quisiera desaparecer.
- Los celos: los celos son una emoción compleja que pueden contener elementos como el miedo, la humillación y cólera. Las sensaciones que experimenta el cuerpo al momento de sentir celos pueden variar de una persona a otra. Podemos sentir frío, un nudo en el estómago y una opresión en el pecho que se puede asociar con miedo o también una sensación de calor como cuando nos enojamos o nos sentimos humillados. Cuando nos descubrimos envidiando la vida de otros, sus logros, sus éxitos, sus relaciones o sus posesiones, presta atención a lo que sientes en el cuerpo y tendrás una base para saber a qué se parecen los celos cuando los sientes de manera sutil.
- La rabia y el odio: estos son instintos supremos. Esta clase de instintos son intrínsecos de la propia existencia y se activan cuando nuestra parte primitiva cree que estamos en peligro. Estos sentimientos se manifiestan a menudo a nivel intestinal y estomacal. Además de controlar los alimentos que la provocan, si el ardor aparece de la nada, es probable que se trate de rabia no expresada. La medicina china considera al estómago y a los intestinos como “el cerebro de las emociones” y los malestares en estos órganos aparecen cuando no logramos “digerir” las emociones negativas.
- La tristeza: se siente por lo general a nivel del pecho, y se desplaza hacia arriba a través de la garganta y de los ojos para luego manifestarse a través de las lágrimas. De ahí la famosa expresión “tener la garganta cerrada”, al momento de necesitar un desahogo a través del llanto.
- La vergüenza: Este es otro sentimiento “caliente”, que a menudo se acompaña con rubor en las mejillas y sensación de calor. Sin embargo, es posible también sentir entumecimiento interno que te puede provocar escalofríos o un sentimiento de vacío. Al igual que la humillación, la vergüenza puede generarte la sensación de querer desaparecer.
Una vez que nos concienciamos de los síntomas y signos de las emociones que estamos percibiendo es cuando debemos de utilizar una estrategia para subsanarlos. A continuación os paso una serie de herramientas para enfrentarse a estas situaciones:
1. Adoptar unos hábitos de vida saludables:
-Alimentación saludable tomando fruta y verduras, evitando fritos y bollería.
-Evitar sustancias excitantes como es el café,té y tabaco.
-Dormir las horas reglamentarias se recomienda entre 7 a 8 horas día.
2. Tener una técnica eficaz en el estudio.
- Estudiar entre 4 a 6 horas diarias con descanso de 10 minutos
- Planificarse los temas y tomar tus propios apuntes y buen mapa conceptual.
-Tener buen ambiente de trabajo se recomienda la biblioteca o tu habitación sin el móvil a mano.
3. Tener la motivación suficiente.
-Estar motivado con lo que se está haciendo, pensar que si se tiene una buena base de lo aprendido podemos adquirir una unas buenas capacidades laborales.
4. Realizar una preparación mental.
Mindfulness: es una variedad de ejercicio y pensamientos encaminados para conseguir no sólo relajación sino también mejorar las capacidades de concentración y atención, reduciendo el estrés, disminución de la ansiedad,favoreciendo el sueño y el descanso
A continuación os dejo enlaces de interés:
Minfulness 3 minuto para poder practicarlo todos los días:
https://www.youtube.com/watch?v=0eiQQL4cWIM
Programas para mapas mentales:
https://www.mindmup.com/
Música para tener un entorno relajante:
https://www.youtube.com/watch?v=2PzsMfJNFm0
Minfulness 3 minuto para poder practicarlo todos los días:
https://www.youtube.com/watch?v=0eiQQL4cWIM
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https://www.youtube.com/watch?v=2PzsMfJNFm0
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